Te habrán hablado de mil proyectos relacionados con este tema. Habrás visto y leído miles de propuestas, millones de actividades pero te aseguro que nada de eso sirve para reducir la estadística de acoso en nuestro país si no ponemos el foco en el adulto, en el día a día y en el cerebro social.

Presento un taller intensivo de 7 horas de formación practica y vivencial, potente a nivel personal y profesional para darte herramientas para liderar de manera eficaz y guiar a la infancia hacia modelos buen trato.

Mis 20 años como educadora trabajando en programas de mejora de la convivencia escolar, mi motivación personal por la formación continua para conocer el cerebro y su funcionamiento, así como la consciencia de trabajar en mí para ser lo que quiero mostrar. Me  han llevado a crear una formación propia en materia de convivencia que une experiencia y conocimientos con evidencia científica y trabajo personal.

No quiero que el acoso sea una actividad mas. Quiero que los buenos tratos sean el hilo conductor y la única posibilidad en la comunidad escolar.

No dejo la pelota en el tejado de la infancia porque sus cerebros están aprendiendo y madurando. Pongo la pelota en los adultos que acompañan y en sus habilidades para crear entornos seguros y de buen trato.

Lo que propongo no son actividades para que la infancia aprenda lo que es el acoso. Ni tampoco programas de ayuda entre iguales que limitan las intervenciones a momentos puntuales o de conflicto. Propongo un modelo de relación interpersonal basado en la seguridad y la conexión social.

El acoso es la punta del iceberg. Cuando lo vemos tenemos poco margen para no chocar. El barco o se hunde o se daña, seguro.

Te voy a dar una lupa para saber que hay debajo de ese iceberg. Qué hacer en el día a día para construir convivencia y liderar el barco. Qué hacer en los conflictos para que sean constructivos y no se enquisten. Qué observar en las relaciones. Cómo intervenir según tu rol. Qué hacer con la infancia que tiene patrones dañinos en sus relaciones personales para transformarlos en beneficio común.

Voy mucho más allá de la punta, porque la clave está en el cerebro, en la regulación y en la evidencia de que somos seres sociales. Tenemos que liderar como adultos para crear tribus de personas que cooperen, que se ayuden, que si se dañan se reparen no por obligación ni por miedo, sino por contribución y humanidad.

Mi modelo propone unos ingredientes claves para guiar al líder del grupo en su labor de acompañar la convivencia en el día a día y CONSTRUIR un entorno de buen trato.

Porque no podemos aprender en un entorno hostil.

Porque nuestro cerebro graba esas relaciones primarias de la infancia como patrones.

Porque es nuestra responsabilidad como adultos proteger y ser modelos de buen trato.